Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1894-1895
Sesión: 28 de Febrero de 1895
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 70, 1266-1267
Tema: Discurso sobre insurrección en la isla de Cuba

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. PRESIDENTE: La tiene V. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Señores Senadores, hace algunos meses que la persistencia y la audacia del bandolerismo venían absorbiendo casi por completo la atención de las autoridades de la isla de Cuba y preocupando grandemente al Gobierno de S. M.

Coincidiendo con estas preocupaciones, se sintió alguna acentuación en los trabajos del filibusterismo, que, como saben los Sres. Senadores, constantemente hay en aquel país, y al mismo tiempo se anunciaba la aparición de una partida en la jurisdicción de Matanzas y de algunas otras en otros sitios. Estos sucesos debieron influir en el ánimo del gobernador general de la isla de Cuba para decidirle a proponer la suspensión de las garantías constitucionales en la misma isla, con el propósito de emprender de una vez una campaña eficaz de represión, de persecución y de castigo del bandolerismo y de cuanto a su sombra pueda contribuir a romper en mayor o menor escala los vínculos que ligan a aquella región con la madre Patria.

Con estos antecedentes, el Sr. Ministro de Ultramar recibió hace tres o cuatro días un telegrama del capitán general de la isla de Cuba encareciendo la necesidad de adoptar medidas extraordinarias para perseguir con toda eficacia el bandolerismo, no sólo con el propósito de extirpar esta verdadera plaga, sino también de impedir que sirva de núcleo y auxiliar a los enemigos de la integridad de la Patria.

El Gobierno, que veía que, a pesar de que los partidos políticos de Cuba con su conducta patriótica trataban de afianzar la normalidad política y la paz moral en la isla, el bandolerismo continuaba coincidiendo [1266] con ciertos trabajos de los separatistas; el Gobierno, que veía que el progreso del bandolerismo no se podía atajar, a pesar de los esfuerzos de las autoridades, con las facultades que las leyes ordinarias les otorgaban, contestó al capitán general de la isla que adoptase todas aquellas medidas que su deber y su patriotismo le aconsejaran con el propósito firmísimo de dominar cuanto antes todo género de perturbación, claro está que acudiendo siempre a la Junta de autoridades, como previene la ley.

El capitán general se encontró entonces con que sus temores venían a ser justificados, puesto que una partida de unos 20 hombres, que se suponía que eran bandoleros, habían aparecido en la jurisdicción de Matanzas, y se anunciaba la aparición de otras, reuniendo la Junta de autoridades, y aunque hubo en ella algunos que creyeron exagerada la medida, se acordó al fin la suspensión de las garantías constitucionales, de lo cual dio conocimiento al Gobierno de S. M. aquel gobernador general.

El Gobierno le contestó aprobando su conducta, pero encargándole de la manera más eficaz que semejante medida no tuviera aplicación más que a la extirpación del separatismo y del bandolerismo, impidiendo, bajo su más estrecha responsabilidad, que en ningún caso, de ninguna manera y por ningún motivo, se empleara en otros fines, procediendo en Cuba del mismos modo que se ha procedido en Cataluña con motivo del anarquismo; porque el Gobierno, que aspira a que se proceda con extremado rigor, con todo el rigor que las leyes permitan, contra los que realicen actos de bandolerismo y contra los que se levanten en armas contra la integridad de la Patria, quiere y está dispuesto a proteger más amplia libertad para el ejercicio de todo derecho dentro de las leyes. (Muy bien, muy bien.- El señor Marqués de Trieves pide la palabra.)

Señores Senadores, después de la memorable sesión del Congreso en la que se puso el sello de obra nacional a las reformas de Cuba, y en la que no se oyó más voz que la de la concordia y de la paz, parecía natural que la paz y la concordia florecieran más que nunca en aquella isla en estos momentos; pero precisamente para que esto no sucediera es para lo que, por lo visto, los enemigos de la Patria han querido hacer un supremo esfuerzo, suponiendo que una tentativa desesperada y loca era tanto más necesaria cuanto que la época de transigencia y de pacificación que se anuncia echaba por tierra, más que otra cosa, sus locas aspiraciones.

El proyecto de reformas es para Cuba la posible satisfacción a sus aspiraciones, y como esto es exacto, claro está que creen que la aprobación de este proyecto es el mayor golpe que puede sufrir el separatismo. Naturalmente, el furor de los revolucionarios, de los separatistas, ha debido ser tan grande cuanto más cerca han visto su impotencia, y en esto creo justifican la tentativa loca que [ilegible en el Diario de Sesiones] ha pretendido realizar.

De todos modos, ya que se ha [ilegible en el Diario de Sesiones] mucho menos apoyo. El número de revoltosos, pequeño en verdad, desaparecerá en breve, asfixiado por la falta absoluta de ambiente para intentos tan locos y tan criminales. Tratándose de este punto, Sres. Senadores, el Gobierno fía, tanto como en la fuerza de la ley y en la fuerza de las armas, en el espíritu público, que ha de estar al lado del Gobierno, como estará siempre incondicionalmente al lado de todo poder que tenga necesidad de reprimir intentonas contra la integridad de esta Patria querida.

Por eso, representaciones de todas las clases, de todas las fuerzas vivas de aquel país, comenzando por la representación de los partidos de unión constitucional, reformista y autonomistas, se han apresurado a representarse a la autoridad superior de Cuba ofreciéndola su incondicional adhesión; por eso Cuba en masa, puede decirse, ha protestado indignada contra tan temeraria intentona y se apresta a rechazarla con la mayor energía, y por eso también el Gobierno no tiene cuidado ninguno. Claro está que se duele de la perturbación que esto pueda ocasionar, pero no tiene cuidado, repito, en cuanto a los resultados, y cree que en breve serán extinguidos los que apelan a esos actos, reprobados por toda Europa, contra la integridad de nuestra Patria, y está dispuesto a castigarlos con la mayor severidad, porque, si en todo caso y tiempo un atentado semejante merece todo el rigor de la ley, en estas circunstancias, Sres. Senadores, es necesario que la ley sea inflexible contra los que atentan a la integridad de la Patria, por la cual todos los españoles tenemos el deber de velar cada día con más solicitud y con mayor entusiasmo. He dicho. (Muy bien, muy bien, en todos los lados de la Cámara.)



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